Más de año y medio de lucha contra la pandemia de la COVID-19 ha llevado a varios emprendedores a reinventarse una y otra vez para lograr mantener sus modelos de negocios.
Con la recién anunciada medida de la reducción de impuestos para quienes comercializan bienes y servicios en acciones contra el nuevo coronavirus, se busca reconocer el trabajo que han realizado todos estos meses cientos de personas que, con escasos recursos, han confeccionado mascarillas, caretas protectoras, gel antibacterial y otros productos, y han, además, prestado otros servicios al personal de salud en Cuba.
En ese sentido, durante la recién finalizada intervención masiva con la vacuna Abdala, algunos emprendimientos privados cooperaron para llevar a cabo de la mejor manera posible esta labor, cuyo saldo ha sido más de un millón de personas vacunadas en toda la capital de Cuba.
En este sentido, experiencias como las de Four Wives, dedicada a crear experiencias como la concepción y producción de eventos, viajes, espectáculos artísticos, entre otras acciones que se llevan a cabo en Cuba; o como la de Orgánica Habana, que promueve la alimentación y estilo de vida saludables, son fundamentales para asociar más emprendimientos a labores de responsabilidad social, en estas circunstancias donde toda ayuda se hace casi imprescindible.
“Los emprendimientos pueden convertirse en elementos transformadores de la comunidad”, nos comenta Lilian Triana, CEO de Four Wives, cuyo equipo de trabajo respondió cuando las autoridades del municipio de Plaza de la Revolución contactaron con varias personas y organizaciones que estaban optando por hacer proyectos de desarrollo local en el territorio, para apoyar en la vacunación. Por vía similar se integra a la movilización Orgánica Habana.
“Para nosotras —comenta Triana— cualquier apoyo en la lucha contra la pandemia era de primera necesidad, así que, como todos los demás en la reunión, estábamos felices de participar. Pedimos ayudar en la logística, que es nuestro fuerte, nos pidieron que ayudáramos en la recogida de las planillas que había que llenar (eran un montón) y llevarlas diariamente al policlínico, donde se distribuían para tabularlas en los distintos centros de digitalización”.
Por su parte, Adán Perugorría, al frente del proyecto Orgánica Habana, comenta que sus recursos y capital humano sirvieron de apoyo “a las instancias locales de salud que se encuentran en el Consejo Popular Nuevo Vedado-Puentes Grandes, que es donde estamos ubicados. Además, estamos colaborando con un centro materno que hay en la zona. El apoyo es fundamentalmente con parte de la producción de alimentos orgánicos de nuestro huerto, fundamentalmente vegetales de distintos tipos”.
Más allá del trabajo puntual realizado por Orgánica Habana durante la vacunación, “en la medida que crezca el proyecto y las alianzas y el volumen de cosechas, tenemos la voluntad de seguir apoyando a nuestro Consejo Popular, con la esperanza y la visión de expandirnos a otros Consejos Populares y, por qué no, a otros municipios. Esta es una voluntad muy definida dentro de las dinámicas de trabajo que nos proponemos: la de apoyar a la soberanía alimentaria territorial”, precisa Adán.
“Un emprendimiento —comenta, por su parte, la CEO de Four Wives— debe tener responsabilidad, impacto y compromiso social. Dentro de lo posible, si tiene espacio físico, debe también convertirse en motor y tener ondas expansivas de y hacia la comunidad donde está enclavado. Debe crear espacios en que los vecinos se sientan parte, que los encuentren útiles y logren sentido de pertenencia puede ser un medio para ayudar a levantar la comunidad”.
En la actual crisis que atraviesa el país, tanto en el aspecto sanitario como en el económico, permitir mayores libertades a los emprendedores resultaría beneficioso no solo para incentivar estas labores comunitarias, también “desde el punto de vista práctico, los emprendimientos pueden convertirse en fuentes de empleo, pueden lograr la creación de espacios de encuentro comunes, y —siempre dentro de su objeto social— contribuir a resolver, directa o indirectamente, problemas de la comunidad”, comenta Triana.
Para Adán, por otro lado, resultó muy cómodo vincularse a estas labores junto a Orgánica Habana, que siempre ha trabajado “bajo un enfoque de Responsabilidad Social Empresarial, donde las metas y líneas de trabajo que se traza [el proyecto] contemplan la participación ciudadana como una responsabilidad y derecho cívico y un aporte al desarrollo socioeconómico del país”.
“Esta visión cada vez se promueve y se contempla más en los planes de negocios, el accionar y la vida diaria del sector privado cubano. Es un enfoque de trabajo que busca, además de rentabilidad, ofrecer un apoyo al contexto donde se desarrollan los emprendimientos, con el objetivo de mejorar las condiciones económicas, sociales, culturales y de otras índoles”, añade.
En los últimos meses el gobierno cubano ha realizado varias concesiones en beneficio del sector privado cubano, siendo la creación de las PYMES una de las principales acciones en este sentido, demandada durante varios años por los emprendedores cubanos.
Esto, unido a otras medidas, como la flexibilización de pagos y la eliminación de la lista de licencias permitidas, ha permitido el incremento del ejercicio por cuenta propia en el país, a la vez que permite a los emprendimientos diversificar sus actividades, acorde a sus intereses y a la compleja situación doméstica.
Muchos han sido los emprendimientos basados en un estilo de vida saludable que han surgido en los últimos meses, impulsados no solo por la conciencia individual que ha despertado la COVID-19, sino también para potencializar la concientización colectiva en nuestra sociedad a respecto de esta forma de vivir, como es el caso de Orgánica Habana, aunque, en palabras de su director, “creemos justo enfatizar que Orgánica no es ni el primer ni el último emprendimiento relacionado con la promoción de este tipo de estilo de vida”.
Adán expone que “existen hoy en Cuba un sinnúmero de emprendimientos que están enfocados en mejorar la calidad de vida de los cubanos y las cubanas, mientras articulan otras dinámicas relacionadas con el reciclaje, con la alimentación saludable, con los elementos endógenos de nuestra cultura y demás elementos que pretenden influir de manera positiva y progresista en cómo nos relacionamos con nuestro entorno”.
Por otro lado, la posibilidad de que Four Wives —un emprendimiento que depende de la producción de eventos y espectáculos, entre otras acciones paralizadas por la pandemia— se involucrara en la rutina de un proceso de vacunación no era algo del todo ajeno.
“Nuestro trabajo es organizar, hacer que las cosas salgan, conseguir lo necesario para que las cosas salgan, coordinar y, de nuevo, organizar. Un evento no sale sin una buena planificación; estamos entrenadas para eso. Viéndolo así, el trabajo de los vacunatorios era bastante sencillo: consistía en mapear consultorios, optimizar rutas, horarios y ya. Yo creo que lo más complicado fue entender las estructuras. En el proceso de la vacunación estaban involucrados gobierno, salud municipal, el Partido del territorio y no sé cuántas organizaciones más”.
Además, Triana añade que “lograr entender quién hacía qué y cuál era la función de cada quien fue un reto. Luego ya era ponerle ‘bomba’, llegar, hablar un rato con el personal de salud, conversar con la gente del policlínico (’Mártires del Corynthia’ el nuestro) e integrarnos con su equipo de trabajo fue una experiencia hermosa, la verdad. Uno va creando lazos de solidaridad con toda esa gente. En el policlínico ya nos llamaban ‘las muchachitas’, y nos veían como parte del equipo. A uno le queda el aquello de que hay mucha gente anónima luchando contra la pandemia esta; gente que se deja el pellejo en ello, y al menos pudimos ayudarles un poquito, porque los de verdad son ellos”.
De ahí que, como explica Adán: “encontramos particularmente interesante que estas propuestas renovadoras y progresistas provengan de la ciudadanía y particularmente del sector privado cubano, que cada vez más se posiciona como un actor fundamental de la vida del país, y, además, transgrede desde lo económico a lo social y cultural, a la vez que contribuye al modelo de país sostenible y próspero al que todos y todas aspiramos”.