Majestuosa y legendaria, la Catedral de La Habana es una de las edificaciones emblemáticas del centro histórico de la ciudad. A ella se debe, en gran medida, que la plaza a la que da nombre sea uno de los sitios más visitados por quienes viajan a la capital cubana.
Sin embargo, este concurrido entorno tiene otros edificios y valores de indiscutible atractivo. La Casa del Marqués de Arcos, el Palacio de Lombillo y la escultura del bailarín Antonio Gades, junto a las añejas columnas y los adoquines, distinguen el lugar, que acoge, además, el Museo de Arte Colonial.
Emplazado en el antiguo Palacio de los Condes de Casa Bayona, el museo se ubica en uno de los extremos de la plaza, frente a la Catedral. Se considera uno de los inmuebles más longevos y significativos de la zona. Su fachada, entre las más proporcionales y armónicas de la arquitectura colonial cubana.
La edificación data de 1720 y fue la mansión del gobernador de Cuba, Don Luis Chacón. Los especialistas destacan en su arquitectura la ausencia de portal, lo que hace resaltar la fachada. Asimismo, la cubierta mudéjar, el patio de estilo clásico y los corredores que lo cierran.
Después de servir como casa familiar, el edificio acogió distintas instituciones desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1959. Se recuerdan el Real Colegio de Escribanos de La Habana, el diario La Discusión y la antigua firma licorera Arechabala. Finalmente, en 1969 reabrió sus puertas convertido en museo.
El sitio cuenta con cuatro salas de exposición: tres permanentes y una transitoria, que habitualmente presenta colecciones relacionadas con el tema o los fondos del museo. En estas habitaciones se exhibe una muestra representativa de la decoración y el mobiliario de las grandes mansiones coloniales de La Habana.
Muebles, cristalería, porcelanas, coches y vitrales integran las valiosas colecciones. Otmaro Rodríguez, corresponsal de OnCuba en La Habana, nos acerca a ellas a través de su lente. He aquí una una visita fotográfica a una de las joyas del centro histórico habanero.
