Poder reunir en un solo evento competencias de skateboarding, pasarelas con modelos exclusivamente tatuadas, concurso de arte corporal, descargas de trova y rap, DJ sessions, freestyle y beatbox, parece una quimera en un país donde las tribus urbanas y comunidades underground no cuentan con mucha participación en eventos culturales de relevancia.
Agrupar todas estas manifestaciones en un mismo espacio o proyecto con el propósito de dar voz a estas corrientes artísticas y de la sociedad, es el principal propósito de Latios, que, más que un evento, se muestra como un proyecto aglutinador de las llamadas “tribus urbanas” y movimientos de la llamada “contracultura” en el país.
Desarrollado en la segunda quincena de diciembre de 2021, un evento de este tipo no resulta fácil de manejar en Cuba donde, aunque existen antecedentes como el festival Love In y otros donde participan por separado diferentes movimientos suburbanos como el hip-hop y el arte corporal, no se logró aunar tantas comunidades para su interacción.
“Latios está conformada por personas que de una manera u otra están vinculadas a comunidades urbanas. Vimos la necesidad de unirlas inicialmente en una comunidad que abarcara todas estas tribus o grupos y ahí fue que surgió la idea del festival”, comenta a OnCuba Ariam Arrieta, fotógrafo, realizador audiovisual y uno de los principales creadores del evento.
De dicho concepto sale el nombre, toda “una locura porque estuvimos muchos días buscando, salieron varias propuestas ridículas en el proceso y llegamos a la conclusión de que lo mejor era mezclar palabras que tuviesen que ver con estas ‘tribus’ y los principales promotores del Festival, de ahí escogimos las cinco letras más repetidas y las combinamos y llegamos a lo que queríamos expresar, un evento donde todos latieran por un mismo objetivo”, explica Arrieta.
Por su parte Lili, del proyecto Eskirla, dedicado a promocionar la práctica de skateboarding en el país, precisa: “es sumamente importante para el skate en Cuba estar presente en eventos como Latios, porque ayuda a que otras personas o artistas vean lo necesari que es que los patinadores seamos partícipes de competencias y eventos. También a que el público vea que se trata de un deporte, ya que muchas personas no nos apoyan porque para muchos, ser patinador es un acto de vandalismo o cualquier otra cosa ‘mala’ menos ser deportista”.
“Creo que ha sido un gran paso para el skate; siempre se han hecho competencias pero nunca habían sido autorizadas, también el skateboarding pasó a ser deporte olímpico y sí, creo que se nos abrirán muchas puertas en lo adelante”, expresa Lily, quien se involucra con Latios como modelo de la comunidad Erias “y miembro de Eskirla, además de ser patinadora. Me brindaron la oportunidad, y cómo no aceptar ser parte de algo tan genial, un gran paso en el desarrollo de los deportes y comunidades urbanas”.
“Socialmente —precisa Arrieta— por desgracia mantenemos estas posiciones donde se margina este tipo de tribus urbanas por diferentes motivos, algunos porque creen que son indisciplinados, otros los ven como muchachos con vicios y en realidad son personas que tienen una manera diferente de llevar su vida, si se compara a los patrones de la sociedad”.
Amanda Santana Rizo, joven tatuadora y una de las integrantes de Erias, señala que “a nivel institucional considero que sí, todavía existen en Cuba muchos prejuicios con las personas tatuadas. Lo veo a diario con mis clientes, algunos se tatúan en zonas no visibles para no perder sus trabajos, me han contado de determinado trabajo donde le cuestionan el hecho de tatuarse, cuando hoy en día en cualquier parte del mundo es totalmente aceptable un médico o abogado con tatuajes.
Sin embargo, añade la integrante del jurado del concurso de tatuajes, que en el ámbito social no concibe el mismo rechazo, “al menos yo no lo siento, es más la aceptación que percibo que ese rechazo aunque claro, siempre hay un prejuicioso en cualquier sitio que te mira raro por tener tatuajes”.
Por años, estas tribus urbanas y movimientos undergrounds se asociaban mayormente con los jóvenes y adolescentes, por ese espíritu rebelde propio de la edad, que te lleva a experimentar nuevas experiencias, también en esa búsqueda de pertenencia y descubrimiento personal de esta primigenia etapa de la vida.
“[El evento] Está pensado para los jóvenes, que son la ‘máquina’ que puede cambiar la sociedad actual en todos los sentidos, de ahí que pensamos enfocar las actividades en ese público que nos interesa tanto porque están más identificados con este concepto de tribus urbanas”, explica Arrieta.
Si bien el objetivo es mantener la comunidad activa durante los intervalos de tiempo entre los cuales transcurren los festivales, los organizadores saben de las limitaciones que se presentam, en materia económica, para desarrollar un evento de esta magnitud, con tantas personas involucradas. Por ese motivo acudieron a la buena voluntad de emprendedores y proyectos vinculados a actividades similares.
“Sabíamos que necesitábamos ayuda porque no teníamos un gran presupuesto inicial. La lista de proyectos y personas que nos ayudaron es inmensa: los muchachos de Wapa cafetería, Black Tears, la agencia de taxis Blink, Helados Cid, DiHavana, NAWE-craft con sus trofeos, las muchachas de la comunidad Erias, el proyecto Entimbalao y otros tantos”.
Este sentimiento de camaradería resulta común entre los jóvenes, aún más entre aquellos que pertenecen a este tipo de comunidades usualmente marginadas, como cuenta Lili: “todavía hay personas que no nos apoyan, pero no tantos como hace unos años. Al pasar el tiempo las personas se van dando cuenta que no queremos más nada que ser reconocidos por lo que hacemos y hacerlo libremente; el que quiere ser maestro lo es, entonces ¿por qué el que quiere ser patinador no puede?, ¿o el que quiera ser rapero o artista del tatuaje no puede”?
En el caso de los tatuadores, más entre las mujeres, el gremio es aun más pequeño, nos comenta Santana Rizo: “Cuando yo comencé a tatuar hace casi 10 años, ya la presencia de mujeres en el gremio del tatuaje se estaba haciendo notar. Estoy muy contenta con estas nuevas generaciones, por ejemplo la muchacha que ganó el segundo lugar en la competencia apenas lleva un año desde que comenzó a tatuar y la pasión y la dedicación que le pone a lo que está haciendo me hace sentir orgullosa”.
La idea es realizar la segunda edición de Latios en la temporada vacacional este 2022, entre los meses de julio o agosto, comenta Arrieta; para así poder involucrar más jóvenes amantes de estas actividades y manifestaciones artísticas y así, con el paso del tiempo, puedan, además de favorecer que la comunidad crezca, eliminar tantos de esos estigmas que aun persisten dentro de la sociedad cubana hacia estas comunidades.