El Índice Living Planet, producido anualmente para la WWF por la Sociedad Zoológica de Londres, utiliza datos de 16,704 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios, que representan a más de 4,000 especies. Entre 1970 y 2014, los últimos datos disponibles, cayeron en un promedio del 60 por ciento. Hace cuatro años, el descenso fue del 52 por ciento.
La región más afectada es América del Sur y Central, que ha experimentado una caída del 89 por ciento en las poblaciones de vertebrados, en gran parte impulsada por la tala de vastas áreas de bosques ricos en vida silvestre.
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— WWF en Español (@WWFnoticias) 30 de octubre de 2018
Mike Barrett, director ejecutivo de ciencia y conservación en WWF, exclamó: “¡Estamos caminando dormidos hacia el borde del abismo! Estamos poniendo en peligro el futuro de las personas. La naturaleza es nuestro sistema de soporte vital”.
Los hábitats donde las poblaciones de vida silvestre han disminuido más –en un 83 por ciento– son aquellos con mayor cantidad de ríos y lagos. Se debe a la sobre-explotación agrícola y la gran cantidad de represas.
“Una vez más, existe este vínculo directo entre el sistema alimentario y el agotamiento de la vida silvestre”, dijo Mike Barrett. Y agregó: “Comer menos carne es una parte esencial de revertir las pérdidas”.
Muchos científicos creen que el mundo ha comenzado con una sexta extinción masiva, la primera causada por una especie: el Homo sapiens. Otros análisis recientes han revelado que la humanidad ha destruido el 83 por ciento de todos los mamíferos y la mitad de las plantas desde los albores de la civilización y que, incluso si la destrucción terminara ahora, el mundo natural tardaría entre 5 y 7 millones de años en recuperarse.
Para el profesor Bob Watson, uno de los científicos ambientales más importantes del mundo y expertos en cambio climático “esto demuestra claramente que las actividades humanas están destruyendo la naturaleza a un ritmo inaceptable, amenazando el bienestar de las generaciones actuales y futuras”.
La principal causa de la desaparición de la vida silvestre es la destrucción de hábitats naturales, en gran parte para crear tierras de cultivo. Matar por comida es la siguiente causa más importante: 300 especies de mamíferos están siendo consumidas por humanos mientras están en extinción. Y los océanos están siendo, como gran parte de la tierra, sobre-explotados. La contaminación química también es significativa: la mitad de las poblaciones de ballenas del mundo, por ejemplo, son amenazadas por los restos de plástico en los océanos.
Hay algunos casos excepcionales, dice la WWF, que de sostenerse y reproducirse pueden ayudar a reducir el daño: el número de tigres ha aumentado un 20 por ciento en la India en los últimos seis años. Un crecimiento similar al de los los pandas gigantes en China o las nutrias en el Reino Unido. En todos los casos tras políticas de Estado fuertes de conservación y de cambios en los hábitos humanos en esas zonas.
Para Marco Lambertini, director general de WWF International, el problema fundamental es que “no podemos ignorar el impacto de la producción insostenible y los estilos de vida inútiles”. Su par Tanya Steele, directora ejecutiva de WWF, dijo: “Somos la primera generación en saber que estamos destruyendo nuestro planeta y la última que puede hacer algo al respecto”.