Las autoridades cubanas comenzaron a operar el segundo parque solar fotovoltaico de los 55 previstos para instalar este año de un plan global de 92 que deben completarse hasta 2028, informó este sábado la prensa estatal.
La instalación está ubicada en la localidad de Abreus en la provincia Cienfuegos y su capacidad de generación es de 21,8 megavatios (MW), la misma potencia del primer parque inaugurado hace una semana en La Habana. Este permitirá ahorrar 9 mil toneladas de diésel anuales, según Granma.
La inauguración de estos parques solares, con ayuda de China, forma parte de una “estrategia nacional de transición energética” que contempla la instalación hasta 2028 de 92 parques con un aporte de 2 mil MW de potencia, según Cubadebate.
El programa busca “recuperar capacidades en las redes de generación distribuida (con motores) y en las termoeléctricas que consumen combustible nacional, así como rehabilitar redes eléctricas, incentivar la racionalidad en el consumo e impulsar la transición energética”, acorde con el ministro cubano de Energía y Minas, Vicente de la O.
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La crisis energética en Cuba se ha agravado en los últimos meses con tasas de déficit que marcaron en febrero el récord en al menos dos años, con el 57 % del país a oscuras de forma simultánea.
El año pasado se registraron tres apagones nacionales de varios días completos. Actualmente, algunas regiones solo tienen suministro eléctrico cuatro horas al día y La Habana tiene cortes diarios de hasta seis horas.
La actual crisis energética cubana se explica, según expertos independientes, por una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959.
Las centrales termoeléctricas están obsoletas, tras décadas de explotación y déficit de inversiones, y la paralización de otras infraestructuras está ligada a la falta de fueloil y diésel, porque el Estado no tiene divisa para importarlos.
Según diversos cálculos independientes, el Gobierno cubano precisaría entre 8 mil y 10 mil millones de dólares para reflotar el Sistema Eléctrico Nacional, una inversión fuera de su alcance. Y cualquier solución sería posible tan solo a largo plazo.