Es el más mediático de los autores cubanos de literatura infantil y juvenil por el uso constante y original que hace de las redes sociales. Asistir a la presentación de sus libros es un gozo porque uno aprende divirtiéndose. Podría estar cursando el doctorado en Monstruología en la Universidad de Miskatonic, pero ese tiempo lo ha empleado en escribir novelas, bestiarios, cuentos, crítica de arte…
Sin embargo, Maikel José Rodríguez Calviño nunca pensó en dedicarse a tal oficio hasta que, leyendo la novela Alexandra Alpha, decidió encontrar su propia solución al enigma que planteaba la existencia de una caja con huecos de cristal para ver lo que había dentro, pero no se explicaba qué. “Me hice la pregunta y escribí mi primer cuento, La ventana de cristal”, dice con una sonrisa de chiquillo.
Muchas otras historias de terror y misterio han llegado después en los volúmenes Puertas de papel, Los enigmas de la rosa de marfil, Fantasmacromía, El extraño crujir de las cosas mal dormidas, Monstruos. Pequeño inventario, Días de ángel y Laberinto de papel.
No hay duda de la calidad de los textos de Maikel, pero sus múltiples premios se deben, más que todo, al temor de los jurados a ser perseguidos por los seres truculentos que el escritor manipula a su antojo. Del terror y otros demonios hablaremos a continuación.
¿Por qué es atrayente la literatura de terror?
Porque no conocemos la esencia de la muerte. El gran temor del ser humano es el temor a la muerte y eso es lo que justifica la literatura de terror. Nos atrae porque los seres humanos necesitamos el miedo para sobrevivir.
Siguiendo esa lógica, ¿los libros de terror nos fortalecen?
Uno busca soluciones en la literatura y yo creo que la literatura de terror ayuda a superar problemas, dudas, miedos y a aprender a lidiar con ellos. Entonces, esa literatura nos ayuda a vencer el miedo. Son los padres quienes creen que sus hijos viven en burbujas de cristal y les agencian literatura centrada en la infancia que creen que tienen.
Una cosa es lidiar con el miedo literario y otra, combatir el real.
En Colombia estuve en un colegio donde los profesores se asombraban de que yo escribiera literatura de terror. Y yo le decía al director, ¿cómo usted se asombra si aquí se acaba de suicidar un alumno porque otros niños se estaban burlando de él? ¿Qué puede ser más horrible que un niño se quite la vida? ¿Cómo ustedes se asombran del impacto que provoca mi literatura si ustedes tienen el horror aquí?
¿Qué libros y autores cubanos relacionados con el tema recomiendas?
Cuando escarbas por aquí y por allá, encuentras autores como Eliseo Diego, que escribió cuentos góticos, como el de un hombre que tiene un patio lleno de escaleras que no conducen a ninguna parte y un día baja una persona.
En Mitología cubana, de Samuel Feijóo, hay un capítulo que él llama “Mitología cubana del misterio y del horror”. Feijóo recopila un conjunto de leyendas y mitos asociados con lo terrorífico. La mitología cubana es muy terrorífica: el güije, la madre de agua, la gritona, que es nuestra versión de la llorona.
Oscar Hurtado, del cual casi no se habla, escribió poesía de terror, de ciencia ficción. Daína Chaviano le hizo una compilación que se titula Los papeles de Valencia el mudo; es un gran antecedente de la literatura de terror, totalmente desconocido. Allí hay un relato sobre el vampirismo que es magistral.
Cuentos de guajiros para pasar la noche, de René Batista Moreno; Leyendas cubanas, una selección de Salvador Bueno; el Catauro de seres míticos y legendarios en Cuba; el Nuevo diccionario de mitología cubana.
Hay otros autores contemporáneos que se han ido acercando al género, como Yoss, con La voz del abismo. Hay autores más para niños que abordan lo terrorífico, lo fantástico, en gran parte de su literatura, como Enrique Pérez Díaz con Monstruosi, Escuelita de los horrores… Malena Salazar Maciá tiene un conjunto de novelas para niños de las cuales se va a publicar una que tiene que ver con la mitología cubana del misterio y del horror.
Hay para escoger, pero en la práctica los jóvenes prefieren una celebración foránea para festejar con el miedo.
Siempre se arma chanchullo con Halloween, que si es una penetración cultural. La cuestión está en por qué se identifican con eso y no con la mitología cubana. Es porque no les presentamos ese acervo cultural de la forma más atractiva e interesante posible. Cualquier cosa que a ellos les resulte atractivo, lo van a abrazar e incorporar.
¿Qué pasa con tus libros inéditos?
Acabo de terminar una novela fantástica sobre vampiros, estilo europeo, que ocurre en Silvantrania, un país que ubico más allá de Transilvania.
Cuentos de Boronilla está en proceso por la Editorial Oriente y la edición colombiana ya está lista. Gente Nueva publicará 100 preguntas sobre arte; allí hay cuadros terroríficos: La pesadilla, de Johann Heinrich Füssli; La isla de los muertos, de Bocklin… Pero también la idea es presentar el arte a los jóvenes de la manera más divertida: ¿por qué en el arte griego los penes son tan pequeños? ¿Por qué Goya pintó dos majas?
Terminé un Bestiario cubano, que publicará Ediciones La Luz; tiene 75 monstruos mitológicos. Me dicen, ¿y hay tantos? Y dejé a algunos fuera. Nadie conoce a Opiyelguobirán, un perro con cabeza humana, era un cemí taíno; a Iguanaboína; a Caracaracol… Tal pareciera que Cuba no tiene prehistoria. Allí están las bases de la identidad nacional.
¿Eres un tipo divertido al que le encanta asustar?
Divertido, sí, pero respeto mucho los miedos ajenos. Lo terrorífico estimula la imaginación. Me gusta escribir libros que nos hagan pensar y que nos dejen llenos de preguntas y de dudas. Los mejores libros dejan más preguntas que respuestas.
Oiga delegao’ te estoy leyendo por páginas fibancia’
Bárbaro!