El presidente venezolano, Nicolás Maduro, reveló este jueves durante una entrevista con The Associated Press que su canciller se reunió en secreto en Nueva York con el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, incluso mientras el gobierno de Donald Trump respaldaba públicamente los esfuerzos de la oposición para derrocar al mandatario venezolano.
Aunque criticó la postura beligerante de Trump hacia su gobierno socialista, Maduro señaló que tiene la esperanza de sostener una reunión con su homólogo estadounidense para resolver la crisis derivada del reconocimiento que el gobierno norteamericano dio al líder opositor Juan Guaidó como el presidente encargado de Venezuela.
Maduro dijo que, mientras estuvo en Nueva York, su canciller invitó al enviado especial estadounidense Elliott Abrams a que visite Venezuela “en privado, en público, en secreto”.
“Si quiere reunirse, que él diga cuándo, dónde y cómo, y yo voy”, afirmó Maduro sin proporcionar más detalles. Dijo que las dos reuniones en Nueva York se extendieron varias horas.
Un alto funcionario estadounidense, quien no estaba autorizado para hablar públicamente, dijo que las autoridades de su país están dispuestas a reunirse con “exfuncionarios de Venezuela, incluido el propio Maduro, para discutir sus planes de salida”.
Venezuela está sumida en una crisis política y económica, catalizada por la exigencia de Estados Unidos de que Maduro renuncie luego de haber iniciado un segundo mandato que Washington y sus aliados consideran ilegítimo.
Su oponente, Guaidó irrumpió en el escenario político en enero en el primer desafío viable en años a la permanencia de Maduro en el poder.
Como presidente de la Asamblea Nacional, Guaidó, de 35 años, se autodeclaró presidente encargado de Venezuela el 23 de enero, alegando que tenía el derecho constitucional de asumir los poderes presidenciales. Desde entonces ha convocado a protestas callejeras multitudinarias y obtuvo el reconocimiento de Estados Unidos y de decenas de naciones de Latinoamérica y Europa.
Mientras, Maduro mantiene el respaldo de Cuba, Bolivia y Nicaragua, sus principales aliados en la región, y de países como Rusia, China, Irán y Turquía. Además, México y Uruguay, junto a naciones caribeñas, impulsan el llamado Mecanismo de Montevideo para promover el diálogo entre el gobierno y la oposición, el cual ha sido criticado por Washington.
Dos altos funcionarios venezolanos dijeron bajo condición de anonimato que las dos reuniones entre Abrams y el canciller Jorge Arreaza se produjeron a petición de Estados Unidos.
La primera reunión ocurrida el 26 de enero fue descrita como hostil por los funcionarios, pues en ella el enviado estadounidense amenazó a Venezuela con el despliegue de tropas y reprochó al gobierno venezolano por supuestamente ser cómplice de Cuba, Rusia y el grupo guerrillero Jezbolá.
Cuando se reunieron nuevamente esta semana, el 11 de febrero, la atmósfera fue menos tensa, incluso aunque el encuentro se produjo cuatro días después de que el enviado estadounidense había declarado que “el momento para dialogar con Maduro ya pasó hace mucho”. Durante esa reunión, Abrams insistió en que las duras sanciones de Estados Unidos derrocarían a Maduro incluso si el Ejército de Venezuela lo seguía respaldando.
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Abrams no dio señal alguna de que Estados Unidos estuviera dispuesto a retirar la demanda de que Maduro renuncie. Sin embargo, los venezolanos consideraron las reuniones como una señal de que hay cabida para el diálogopese a la dura retórica que sale de Washington.
Con tono conciliador a veces y combativo en otras, Maduro dijo que lo único que Venezuela necesita para recuperarse es que Trump saque las manos del país, el cual tiene las reservas petroleras más grandes del mundo. Denunció que las sanciones de Estados Unidos a la industria del petróleo son las que provocaron las penurias de los venezolanos, aunque la escasez de productos y la hiperinflación comenzaron antes de las medidas adoptadas por Trump.
“La mano infectada de Donald Trump daña a Venezuela”, afirmó Maduro.
Las sanciones prohíben todas las compras de crudo por parte de Estados Unidos, que ha sido el principal cliente del petróleo de Venezuela hasta la fecha. Maduro dijo que compensará la repentina caída en los ingresos enfocándose en los mercados de Asia, específicamente en el de la India, donde el director de la petrolera estatal PDVSA se encontraba esta semana para negociar nuevas ventas de crudo.
“Nosotros tenemos muchos años ya construyendo la ruta de Asia”, comentó. “Es una ruta exitosa y la ruta de Asia nos exige cada vez más volumen y cantidades de petróleo”.
También mencionó el continuo apoyo de China y sobre todo de Rusia, que ha sido uno de los mayores proveedores de préstamos, armas e inversiones petroleras en los últimos años.
Maduro dijo que el apoyo de Vladimir Putin conlleva el riesgo de convertir la crisis actual en una lucha geopolítica entre Estados Unidos y Rusia, similar a algunos de los roces más peligrosos de la Guerra Fría.
En medio de la creciente presión interna y en el extranjero, Maduro aseveró que no renunciará como forma de mitigar las tensiones.
Consideró que las cajas de ayuda humanitaria enviada por Estados Unidos que se encuentran en un almacén en la frontera con Colombia son simples “migajas” después de que el gobierno estadounidense congeló miles de millones de dólares de los ingresos petroleros venezolanos y de sus activos en el extranjero.
“Nos ahorcan, nos roban el dinero y después nos dicen: ‘Agarren, aquí están migajas’ y hacen un show mundial”, afirmó Maduro. “Venezuela, con dignidad, dice: ‘no al show mundial’. No. Quien quiera ayudar a Venezuela, bienvenido, pero nosotros estamos en capacidad de pagar todo lo que necesitemos”.
Maduro restó importancia a su etiqueta de “dictador”, atribuyéndola a una campaña mediática impulsada por la ideología de Occidente para menoscabar la revolución socialista que comenzó el fallecido Hugo Chávez.
“Temor no tengo”, aseveró, y agregó que ni siquiera el ataque del año pasado en su contra con drones cargados de explosivos durante una ceremonia militar hizo mella en su determinación. “Estoy preocupado, sí, pero por el destino de la patria, el destino de nuestro pueblo, el destino de nuestros niños y niñas… y eso hace llenarme de una energía”.
AP / OnCuba