En un clima de altas tensiones comerciales globales, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, volvió a escoger la prudencia por principio y afirmó este jueves que su Gobierno no adoptará medidas de aranceles recíprocos contra Estados Unidos por el momento.
“En una guerra comercial nadie gana”, declaró Sheinbaum, destacando que México continuará negociando con el Gobierno estadounidense hasta el próximo 2 de abril, fecha en la que se espera se formalice el nuevo marco comercial de Estados Unidos, reportó un informe publicado en el periódico mexicano La Jornada.
Sheinbaum subrayó que las reuniones entre ambos países se realizan “cotidianamente” y en altos niveles, tanto de manera presencial como telefónica.
“Si tú me aplicas aranceles, yo te aplico aranceles. A partir del anuncio tomaremos nuestras decisiones. No tiene caso anunciar una y otra medida”, agregó la mandataria 62 años y física de de profesión.
Aranceles contra la relocalización empresarial
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, indicó que la imposición de aranceles por Estados Unidos tendrá un impacto directo en los precios al consumidor estadounidense.
Según Ebrard, los estudios demuestran que estas medidas no necesariamente fomentan la relocalización o nearshoring de empresas hacia territorio estadounidense, como se argumenta en Washington.
El funcionario destacó que el portafolio de inversiones proyectado para México durante este sexenio asciende a 220 mil millones de dólares, de los cuales 60 % corresponde a empresas nacionales y el 40 % a inversión extranjera.
Además, aseguró que hasta la fecha no se han recibido notificaciones sobre cancelaciones de inversiones en México debido a las tensiones comerciales.
En cuanto al impacto en los consumidores, Ebrard señaló que productos como los automóviles y electrodomésticos podrían experimentar aumentos significativos en sus precios debido a los nuevos aranceles estadounidenses.
“Cuando se compra un electrodoméstico o un automóvil va a subir el precio. Va a ser más caro”, adelantó.
Trump pisa el acelerador de los aranceles
Mientras tanto, Donald Trump comenzó este miércoles a aplicar un gravamen de 25 % al acero y aluminio importados, afectando especialmente a países como México, Canadá, Brasil y Corea del Sur.
Este jueves reafirmó que no va a ceder “en absoluto” en la guerra arancelaria que ha desatado, teniendo a China como principal blanco.
“No me voy a doblegar en absoluto”, manifestó Trump desde el Despacho Oval junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
En su escalada, amenazó también con imponer un arancel de 200 % al vino y los licores europeos si la Unión Europea sigue adelante con su plan de gravar el whiskey estadounidense.
La Unión Europea respondió con contramedidas valoradas en 26 mil millones de euros (aproximadamente 28 mil millones de dólares), abarcando productos como textiles, electrodomésticos y bienes agrícolas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró que están abiertos a negociaciones, pero se mostró firme al asegurar que defenderán sus intereses.
El mandatario, que aseguró que Estados Unidos había sido “estafado durante años”, detalló que no daría marcha atrás en el gravamen impuesto sobre el aluminio, el acero o los carros.
Impactos globales
Las tensiones comerciales han generado incertidumbre económica a nivel mundial. En Estados Unidos, las industrias del bourbon y otros licores han reportado despidos y caídas en exportaciones debido a los aranceles previos.
Según el Distilled Spirits Council, los aranceles europeos al whiskey estadounidense ya provocaron una disminución de 20 % en exportaciones hacia la UE entre 2018 y 2021.
Entretanto, Wall Street se hundió este jueves después de que las medidas de la Casa Blanca empeoraran la venta masiva en el mercado de valores de Estados Unidos.
El S&P 500 cayó 1,4% el jueves, finalizando más de 10% por debajo de su récord, que se estableció el mes pasado. Igualmente, el promedio industrial Dow Jones cayó un 1,3 %, y el índice Nasdaq perdió 2 %.
Ni siquiera un par de informes alentadores que mostraban lecturas mejores de lo esperado sobre la inflación y el desempleo pudieron compensar las preocupaciones sobre el aumento de los aranceles en todo el mundo.
Los rendimientos del Tesoro cayeron en el mercado de bonos a medida que crecía el pesimismo sobre la economía.