“Hace semanas Carlos Valdivia no ve la luz, la eléctrica. Sale a oscuras de su casa en Guayos para trabajar en Sancti Spíritus y regresa en penumbras a otra noche sin dormir, sin vivir”.
Así, de exasperante y resignado, comienza un reportaje del periódico Escambray, que registra el círculo vicioso que padecen los espirituanos con 20 o más horas de apagón diarias y cómo un posible alivio, pese a la instalación de parques fotovoltacios, no está precisamente a la vuelta de la esquina.
Como miles de coterráneos, Valdivia sobrevive con apenas 4 horas diarias de servicio interrumpido, mientras el colapso eléctrico provincial alcanza niveles críticos, a la par de la severa crisis energética que fustiga al país desde hace varios años y que, lejos de mejorar, ha ido a peor con el paso del tiempo.
“Cuando llega la corriente, es una carrera: cocinar, lavar, cargar dispositivos… todo en menos de dos horas”, describe Valdivia la jadeante agenda que comparte con millones de cubanos.
Recuperar más de 500 MW este año: otra promesa del Gobierno en medio de apagones interminables
La crisis técnica
Odeivys Valdés Alba, director técnico de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus, explica al periódico Escambray el quid del problema, que la periodista Elsa Ramos —una de las experimentadas y punzantes de la prensa oficial cubana— llama una suerte de fatalismo geográfico “eléctrico”.
“El sistema central no soporta las transferencias de energía desde oriente y occidente”, argumenta el experto.
La provincia depende de líneas sobrecargadas que no pueden transportar suficiente energía, mientras unidades generadoras del centro cubano, como la Hanabanilla o uno de los bloques de la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes, permanecen inoperantes. Esa fragilidad obliga a mantener “el máximo apagable”: hasta más de 70 circuitos desconectados simultáneamente
Por su parte, Reinaldo Montero Méndez, jefe de Despacho de Carga, detalla que en los últimos días desde el despacho nacional apenas le han autorizado mantener encendidos entre 5 y 10 MW en el pico nocturno, lo cual explica por qué muchos en la provincia sufren 20 horas de apagones diarias, mientras otros territorios mantienen, al menos en apariencia, rotaciones más equilibradas.
La situación ha obligado incluso a desconectar estaciones de bombeo de agua como Manaquitas, admite el funcionario.
“Hoy tenemos 95 circuitos de la provincia, de ellos 71 son apagables. Los 34 no apagables son los de hospitales, bombeos de agua, centros de elaboración continua, la zona de la península en Trinidad. En función de los MW solicitados, entonces afectamos”, explica Montero Méndez.
Parques solares: ¿la tabla de salvación?
A pesar de ocho parques solares operativos en la provincia que generan 18 MW, los residentes no ven mejoría. Abel, un espirituano que invierte en paneles solares domésticos, confiesa: “Me tiene agotado estudiar instalaciones. Ya no hay esperanza en las soluciones oficiales”.
Los funcionarios aclaran que esta energía se integra al sistema nacional, sin alivio local inmediato.
Cuando concluya el parque de Cabaiguán y los otros dos en construcción, ¿se podrá encender, aunque sea, una bombilla aquí?, inquiere la periodista, a lo que el funcionario responde: “No. Todos son para el sistema y el país decide a quién dárselo. Sucede que como salen de aquí, algo se queda en las líneas que puede usarse”.
A la vez, frente a la creencia popular de que “mientras más parques solares, más apagones”, explica que el problema no es las instalaciones fotovoltaicas, sino de la generación en general.
“La gente solo evalúa el parque solar, pero es que hay menos generación y menos combustible para la generación distribuida. Además, los nuevos (parques) no generan 21 MW establemente, sino unos 8 o 10. Los 21 los puede coger en un momento. Lo otro es que aún son insuficientes y existe mucha inestabilidad en la generación térmica”, apunta el jefe del Despacho de Carga.

Entretanto, una publicación de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus en sus redes revela la magnitud del desafío que enfrenta Cuba para cubrir la demanda eléctrica con energía solar .
El requerimiento diario estimado es de 84 000 MWh para hacer frente a una demanda constante de 3 500 MW. Para lograrlo con energía fotovoltaica sería necesario instalar alrededor de 800 parques solares de 21 MW, además de contar con un sistema de almacenamiento nocturno compuesto por 4.2 millones de baterías de 10 kWh.
Tal infraestructura permitiría garantizar el suministro eléctrico durante las 24 horas, compensando la intermitencia propia de la energía solar.
En términos económicos, la inversión requerida para un proyecto de esa naturaleza es colosal. La construcción de los parques solares demandaría aproximadamente 16 800 millones de dólares, mientras que el sistema de baterías para almacenamiento tendría un costo estimado en 27 720 millones de dólares, sumando un total de 44 520 millones de dólares.
De acuerdo con cálculos de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL) el PIB cubano de 2022, último año de crecimiento en la isla hasta el presente, fue de aproximadamente 22 717 millones de dólares, lo que verifica las limitaciones financieras para llevar a cabo una electrificación solar a gran escala en el país.
Por ello, aunque la energía solar es una opción viable desde el punto de vista técnico, su implementación masiva enfrenta costos económicos —de momento inasumibles— que requieren soluciones integrales y plazos extendidos.
El propio Gobierno, aun cuando ha acelerado la instalación de parques fotovoltaicos, ha reconocido que estos no son la solución de la crisis energética, y que la generación base del país seguirá siendo —al menos por unos cuantos años— la térmica. Es decir, las añejas y sobreexplotadas termoeléctricas.
¿Luz al final del túnel?
Por si fuera poco, los motores de la generación distribuida en la provincia están parados por falta de combustible, y los transformadores colapsan durante los breves “alumbrones” cuando el consumo se multiplica.
Valdés Alba ilustra este efecto dominó: “Un circuito que demanda 4 MW recibe 8 MW al reactivarse, porque todos conectan aires acondicionados y electrodomésticos a la vez”. Esto provoca fallos en red y nuevos apagones.
Mientras, los hospitales sobreviven con circuitos prioritarios rotativos. “Hemos evitado desconectarlos, pero es una bomba de tiempo”, admite Montero Méndez. La empresa mantiene 34 circuitos vitales ininterrumpidos, pero 71 permanecen sometidos a cortes extremos.
Sobre el futuro inmediato de tan abrumadora crisis, los funcionarios son cautelosamente pesimistas: “Depende de que entren en operación las plantas en mantenimiento y que llegue combustible para la generación distribuida”, señala Montero Méndez.
Con 14.9 MW de generación diésel paralizados por falta de combustible y baterías solares insuficientes, la solución parece distante.
La Empresa Eléctrica insiste en que solo una inversión masiva —e improbable— podría resolver la crisis, mientras Sancti Spíritus, como el resto del país, excepto La Habana —aunque por estas semanas se aboca a un escenario aproximado— continúa en manos de la oscuridad.
“No podemos ni afirmar que le vamos a dar dos horas de corriente. Incluso cierras (enciendes) 3 MW y te lo mandan a abrir (apagar), en cinco minutos, sobre todo cuando baja frecuencia”, admite el jefe del Despacho de Carga, en el ilustrativo y apabullante reportaje de Escambray, titulado justamente “Apagones en Sancti Spíritus: ¿Hay luz al final del túnel?”