En la Sala Polivalente 19 de Noviembre, única instalación de su tipo en la provincia de Pinar del Río, persisten las filtraciones de su cubierta pocos meses después de concluida una costosa inversión diseñada para corregir un problema que hacía peligrar el funcionamiento de la instalación.
Los entrenadores que allí brindan sus servicios han tenido que detener las actividades cuando llueve en el territorio para evitar lesiones a los deportistas, describe un reportaje publicado por el diario Granma.
“El agua cae por esta esquina, por el medio, por los dos costados de la pizarra, por la zona del palco de la prensa… Si llega a venir ayer, esto parecía una piscina”, dijo al medio Mario Luis Serrano, director de la instalación.
Hace año y medio el paso del huracán Ian por la ciudad desprendió la manta asfáltica que cubría el techo del recinto, aunque las afectaciones por las filtraciones se venían registrando con antelación, lo que obligó en ocasiones a interrumpir prácticas y competiciones.
En junio de 2022, antes del paso del fenómeno atmosférico, un torneo masculino de voleibol convocado por la Confederación Norte, Centroamérica y el Caribe (Norceca) estuvo cerca de suspenderse debido a la lluvia.
Recuerda la publicación que en ese momento se encontraban cerradas por ese motivo las áreas en que se practicaban varios deportes, y que la humedad puso en peligro la estructura del tabloncillo.
Luz en el horizonte
Precisa el reporte que en febrero del pasado año comenzaron a llegar los recursos para la solución de la cubierta, y según Daniellys Sánchez, directora del Inder en la provincia, se ejecutó la reparación “tal como estaba previsto” con vistas a los Juegos Nacionales Escolares, cuyo certamen de judo se desarrollaría en el territorio.
Por contraste, Luis Ricardo Ferreiro, inversionista principal del organismo provincial, aseguró a Granma que “ese trabajo está mal hecho en todos los sentidos” y que las mantas enviadas por el nivel central del Inder “estaban vencidas”.
Ese detalle habría provocado que las uniones de los distintos paños no se pegaran adecuadamente. A través de ella continúa filtrándose el agua de las lluvias.
Inversión evaporada
En el reportaje de Granma se explica que hace dos años la inversión para ejecutar la reparación de la cubierta era tan costosa que para completarla no eran suficientes los 15 mil dólares donados al Inder provincial por la federación Cubana de Voleibol, unido a los tres millones de pesos asignados por el Consejo de Defensa Provincial, luego del paso del huracán Ian para la recuperación del sector.
El medio no aclara la cifra empleada para terminar definitivamente la obra, pero cuestiona cómo pueden perdurar los mismos problemas después de un desembolso de tal magnitud “en medio de las complejidades económicas que atraviesa el país”.
Humberto Daudinot, entrenador de la selección nacional de bádminton que usa la instalación para sus fogueos, afirmó a Granma que “llueve, hay que detener la preparación, porque esto se vuelve un jabón, y es una lesión segura para los atletas”.
La situación, que debe ser peor en los meses de verano, provocó el traslado hacia otra provincia del torneo Norceca de voleibol que se debía celebrar a mediados de año.
Historia repetida
La situación de la Sala Polivalente 19 de Noviembre no es la única que ha provocado un proceso inversionista fallido en la provincia. El medio recuerda lo sucedido con la minindustria para producir derivados de la leche del municipio de Mantua.
Se trata de un proyecto promovido por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf) en 2018, en el que se invirtieron más de 300 mil dólares. Su equipamiento se deteriora desde hace años, sin que la obra civil se haya ejecutado.
Circunstancia similares, que implican tupiciones, salideros, filtraciones y el despilfarro o el desvío de recursos, se aprecian hasta en proyectos destinados al bienestar de las familias damnificadas de los ciclones y familias en situación de vulnerabilidad que existen en la provincia.
A su vez, destaca Granma, lo que enfrenta la población de una comunidad de La Coloma, que evidencia por un lado la voluntad del Gobierno cubano “de no dejar a nadie desamparado, y del otro, la falta de control y de exigencia con las obras y los recursos del Estado, para evitar que el robo, la superficialidad y la chapucería empañen lo que se hace”.