El ex presidente Donald Trump quiso bombardear territorio mexicano con misiles para acabar con las bases y laboratorios del narcotráfico, según su antiguo ministro de Defensa, Mark Esper.
En su libro de memorias, Juramento secreto. Memorias de un secretario de Defensa en tiempos extraordinarios, Esper afirma que el ex mandatario le hizo la propuesta dos veces durante el año 2020, pero aquel le explicó que “no sería posible” y, además, “un gran equívoco”.
“El presidente argumentó que la operación pudiera mantenerse en secreto. Ellos [los mexicanos] no tienen el control de su propio país”, recuerda Esper que dijo Trump.
Cuando el funcionario le planteó varias objeciones, Trump dijo: “podríamos, simplemente, disparar algunos misiles Patriot y destruir los laboratoriosde drogas”. Y agregó: “nadie sabría que fuimos nosotros”.
Trump agregó que diría que Estados Unidos no había llevado a cabo el ataque, recuerda Esper, quien pensó se trataba de una broma si no hubiera estado mirando la cara de Trump.
A Esper, el último secretario de Defensa confirmado por el Senado durante la presidencia de Trump, también le preocupaba la especulación de que el presidente podría hacer un mal uso de las fuerzas armadas el día de las elecciones, por ejemplo, pedirle a los soldados confiscar las urnas. Advirtió a su círculo en el Pentágono que estuvieran alertas ante llamadas inusuales de la Casa Blanca en el período previo a las elecciones.
Según los críticos, el libro ofrece una perspectiva asombrosamente sincera de un ex secretario de Defensa y aporta detalles clave de la presidencia de Trump, incluidos algunos desconocidos o poco explorados.
Esper, quien dijo se esforzó a lo largo del libro por ser justo con el hombre que lo despidió, también denunció su comportamiento cada vez más errático después de que terminó su primer juicio político en febrero de 2020. Lo dijo con cuidado, pero sin rodeos: “Es una persona sin principios que, dado su propio interés, no debe estar en una posición de servicio público”.
El ex secretario de Defensa habla en el libro de una administración completamente abrumada por las preocupaciones sobre la campaña de reelección de Trump y con cada decisión ligada a ese objetivo.
El verdadero acto de servicio, decidió el ex secretario de Defensa, fue permanecer en su puesto. Según su relato, Trump parecía más envalentonado y más errático después de ser absuelto en su primer juicio político. Los nombramientos de nuevo personal reflejaron esa realidad, ya que Trump trató de reforzar su control sobre el poder ejecutivo con demandas de lealtad personal.
Entre los deseos de Trump estuvo colocar 10 000 soldados en servicio activo en las calles de Washington el 1 de junio de 2020, después de que estallaran las grandes protestas callejeras contra la brutalidad policial tras el asesinato de George Floyd. A Trump se le ocurrió una idea siniestra y llegó a punto de preguntarle a Esper: “¿no puedes, simplemente, dispararles?”.
El ex secretario de Defensa refiere un episodio antes de las elecciones. Trump se comportó de manera tan errática en una reunión del 9 de mayo sobre China con el Estado Mayor Conjunto al punto de que un general se alarmó.
El oficial no identificado le confió a Esper meses después que la reunión lo llevó a investigar la Enmienda 25, según la cual el vicepresidente y los miembros del gabinete pueden destituir a un presidente de su cargo, para ver qué se requería y bajo qué circunstancias podría ser utilizada.
Esper aclara que nunca creyó que el comportamiento de Trump llegara al nivel de la necesidad de invocar la Enmienda 25. También se esfuerza por darle crédito a Trump donde cree que se lo merece. No obstante, pinta un retrato de alguien que no tiene el control sobre sus emociones o sobre su proceso de pensamiento a lo largo de 2020.
El ex secretario de Defensa destaca a los funcionarios a quienes consideraba influencias erráticas o peligrosas sobre Trump, como el asesor Stephen Miller. Relata que este propuso enviar 250 000 soldados a la frontera sur alegando que una gran caravana de migrantes estaba en camino.
“Las fuerzas armadas de Estados Unidos no tienen 250 000 soldados para enviar a la frontera por esas tonterías”, dice Esper que respondió.
Por otro lado, en octubre de 2019, después de que los miembros del equipo de seguridad nacional se reunieran para ver una transmisión de la redada que ejecutó al líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, Miller propuso decapitarlo, sumergir su cabeza en sangre de puerco y exhibirla para advertir a otros terroristas, escribe Esper. Eso sería un crimen de guerra, replicó el ex secretario de Defensa. Miller negó rotundamente el episodio y llamó a Esper “un imbécil”.
Esper también vio a Mark Meadows, el último jefe de gabinete de la Casa Blanca de Trump, como un gran problema para la administración y el equipo de seguridad nacional en particular.
Meadows a menudo mencionaba el nombre del presidente cuando gritaba órdenes, pero Esper deja en claro que a menudo no estaba seguro de si el Meadows estaba comunicando lo que Trump quería o lo que quería Meadows.